MADRID, 23 (EUROPA PRESS)
La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Carmen Calvo, ha defendido este martes la Constitución española de 1978, «la primera que no se hizo contra nadie, ni de un partido contra otro» y que «tendió puentes para todos».
Así se ha pronunciado la vicepresidenta primera en la clausura de las jornadas ‘Los retos de la democracia hoy’, que se han celebrado con motivo del 40º aniversario del golpe de Estado del 23-F en el Instituto Cervantes. Calvo ha recalcado los 42 años «de vida pacífica» en nuestro país y ha animado a «sostener cada día» nuestra democracia, «con la racionalidad de su verdadera comprensión y verdadero cumplimiento».
Calvo ha destacado «las grandes libertades de la creatividad, de la intelectualidad, de cada una de todas las profesiones, vocaciones o pasiones, que van construyendo un espacio común que sí nos permite estar a todos».
La vicepresidenta ha alertado sobre un «soniquete» de la política actual que le «inquieta». «Es ese que dice que desaparezcan las ideologías, que enredan y que debemos estar por encima de las ideologías. ¿Qué significa eso? (…) ¿No habíamos luchado por tener cada uno su ideología y ser capaz de convivir con la de enfrente que no tiene nada que ver con la tuya?», ha cuestionado.
Por ello, ha defendido que la política trata de «tener ideología, pactar, acordar y ceder» y «no concebir nada de eso como una derrota o un debilitamiento». «Todo la contrario. Al final es cultura, es sensibilidad, es humanidad rotunda, el saber que el otro es igual que tú, que le pasan las mismas cosas que a ti», ha subrayado.
La vicepresidenta ha insistido en «ayudar a la democracia» y «no bajar la guardia nunca» como, en su opinión, ocurrió en la noche del intento del golpe de Estado del 23-F, para «entregar el testigo de la paz limpio a los que vengan después».
En este sentido, Calvo ha remarcado que «la gran agenda de la democracia se la va a jugar definitivamente ya con la sostenibilidad del planeta y la igualdad entre hombres y mujeres». «No hay otra salida. Es la única salida posible, una realización colectiva, de todos. Eso que llamamos valores democráticos y la posibilidad de articular la convivencia a través de la vía pacífica del reconocimiento y existencia de todos»», ha exclamado.
Porque la democracia, según ha recordado, «ha costado tenerla y acariciarla»: «Hemos tenido que andar un camino muy duro para que la idea pudiera ser puesta en la realidad». En su opinión, «hay que cuidarla mucho porque algunos pretenden liquidarla» pues «no la entienden y no la pueden aceptar». «Los antidemócratas son débiles, tan débiles que no resisten al otro», ha señalado.
Pero también ha citado a «otros que pretenden» cargar la democracia «con tantas exigencias que acaba siendo negada su potencia y existencia en este momento». «La inmensa mayoría tocamos tierra y con realismo la verdadera naturaleza de la convivencia democrática», ha enfatizado, al tiempo que ha defendido el derecho como «una artesanía que nos permite convivir y ordenar con razones la vida».
«La seguridad jurídica, las normas, son siempre imperfectas y se pueden cambiar. Son las únicas que nos puede articular la existencia de todos por igual siendo todos diferentes. Al derecho le debemos la posibilidad de practicar la democracia», ha dicho.