Pamplona Actual

Flamenco On Fire apostó por todo lo alto por la guitarra de concierto con la producción de Alzapúa II

La jornada del sábado la cerró, la bailaora jerezana, Gema Moneo a las 23:30 horas, en el Tablao On Fire.

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Alzapúa II

Aurora Vargas et Miguel Salado

Jose Carlos Gómez

Enrique el Extremeño et Pedro Sierra

Gema Moneo

La penúltima jornada de la XI edición de Flamenco On Fire, acogió uno de los momentos culmen de este 2024. Fue en el Baluarte. Con la guitarra de concierto como protagonista absoluta. La bajañí es el instrumento del flamenco. Ancestral y omnipresente nexo de unión, al ser la incondicional y fiel compañera del cante y el baile a lo largo de la historia. Precisamente de ahí nace la idea de Alzapúa. Un proyecto generacional que aborda su versión punto dos. Cuatro tañedores contemporáneos, en representación de otras tantas escuelas guitarrísticas que, en sus manos, no solo se mantienen y perviven, sino que se renuevan y hacen florecer desde otra estética, un nuevo discurso bajo otra sensibilidad: Josemi Carmona, Diego del Morao, Rycardo Moreno y Dani de Morón. Granada, Morón, Jerez y Lebrija. Un encuentro único, al que este año se sumaban como artistas invitados el genial Farruquito -al baile- y  Lela Soto y Delia Membrive -al cante-.  

El espectáculo comenzaba con el telón de fondo con todos guitarristas en sus puestos para que rompieran el silencio por tangos, en una suerte de rueda de jazz en la que se irían turnando en un juego de falsetas que pasaba de uno en otro hasta precipitar en el cante de Lela y Delia que lograron arrancar al respetable la primera ovación de la noche. Josemi Carmona, se queda solo en escena. Al tocar una preciosa composición por granainas a la que le introduce varias voces a través de los lops, que él mismo se graba y suelta con una pedalera. Tras ello, Dani de Morón y Rycardo Moreno ocupan el tercer set, del escenario, para protagonizar un armonioso diálogo por cantiñas, primero, y por bulerías, después. Es así como le llega el turno a Diego del Morao, que en solitario interpreta una fantasía con principio por taranto, pero desarrollo y desenlace por bulerías de Jerez, sembradas de mil contratiempos bajo el siempre endiablado soniquete, marca de la casa. De modo que, el proyecto alcanza unos de sus picos, con la segunda aparición en escena de los cuatro genios de la guitarra, para tocar por soleá al baile de un Farruquito, extraordinariamente, secundado al cante por dos jóvenes cantaoras que van a dar mucho y bueno que hablar. Juntas parecían haberse confabulado para lanzarle letras, como claveles rojos y blancos, a un bailaor que las recibía con patás y escorzos imposibles, haciéndonos ver que lo apolineo y lo dionisiaco pueden aparecer juntos y mezclarse para embriagar de belleza a quienes tienen la extraordinaria dicha de poder contemplarlo. Rycardo Moreno se queda solo en escena para interpretar unas espeluznantes seguiriyas, con las que conseguiría hacer entender al público el significado de la palabra jondo. Un sólo de percusión de Ané Carrasco servía para introducir el dúo formado por Josemi Carmona y Diego del Morao para hacer cantar a sus dos guitarras por fandangos. Casi sin tiempo, para asimilar lo ocurrido, aparece en escena el de Morón para interpretar un solo por marianas en el que reinventa y revisita su propia composición nota por nota y compás por compás. Y así se llegaba al fin de fiesta final, por bulerías, con un público que, en ningún caso, era consciente de haber estado sentado en un teatro durante más de 75 minutos. Y así descubrir que, en el mundo del arte, hay días en los que uno se sabe afortunado de haber podido asistir al alumbramiento de una criatura tan, increíblemente, bella y cuyo rotundo éxito, al igual que Alzapúa I, apuntaló uno proyecto cuyos pilares son como los de la antigua Roma.  

Aurora Vargas et Miguel Salado

Antes, por la mañana, otro de los platos fuertes servidos por esta fábrica de emociones en la que se ha convertido Flamenco on Fire: a la hora del ángelus, la sevillana Aurora Vargas se subía junto a la guitarra de Miguel Salado, al balcón del Ayuntamiento de Pamplona. La veterana cantaora comparecía, aún enduendada por los efectos del recital que ofreció la noche anterior en el Tablao on Fire, y hacer valer ese dicho que reza aquello de que “la que tuvo, retuvo”. De lo que estamos seguros es de que, tras su paso por Flamenco on Fire, el público navarro ha entendido el por qué su arrolladora personalidad la convirtió en una de las artistas imprescindibles de la época dorada de los festivales.  A continuación, en otro emplazamiento enigmático de esta cita, el balcón del Hotel la Perla, fue Jolis Muñoz el que se arrancó por tonas y debla de Triana. Un cantaor que, sin duda, representa la mejor tradición del arte flamenco en Navarra. De tal modo que se presentó ante su público acompañado por la excelsa y siempre delicada guitarra de Jesús de Rosario. El de Caño Roto lo condujo entre algodones por tarantos, para cerrar una brillante actuación por tangos. A las 13:15 horas, la Plaza del Castillo acogió un flashmob protagonizado por la Escuela de Baile Sandra Gallardo y el Centro de Arte Flamenco “El Juncal”, en el que participaron tod@s l@s estudiantes de dichas escuelas, así como l@s aficionad@s al flamenco que quisieron sumarse. Con los emblemáticos tangos, Rocayisa, de Moraito Chico, la céntrica plaza bailó y se divirtió con un nuevo éxito de la organización en lo que a las actividades en espacios públicos se refiere. Finalmente, la catedrática de Antropología de la Universidad de Sevilla, Cristina Cruces Roldán, puso el broche a la jornada matutina en el Baluarte con la conferencia “Vicente Escudero; Geografía bailaora en el Espacio de Vanguardia”.   

Jose Carlos Gómez

En la jornada de tarde, el Escenario Sabicas, volvió a abrir sus puertas, a las 18:30 horas, para el recital del algecireño, José Carlos Gómez. Heredero de la escuela del mismísimo Francisco Sánchez Pecino, padre de Paco de Lucía, familia a la que dedicó cada una de las piezas de su concierto. Un recital cargado de sensibilidad y emoción que el de Algeciras principió por seguiriyas, de su primer disco, Origen. Continuó por soleá, dedicadas a Ramón del Algeciras -hermano mayor del genio del estrecho- maestro y mentor de nuestro protagonista este sábado en el Escenario Sabicas, que en el ecuador del concierto interpretó unas colombianas, dedicadas al mismísimo Paco de Lucía. Una pieza que como las que vinieron a continuación forman parte de su último trabajo discográfico Las Huellas de Dios. De tal manera que, en la recta final interpretó las bulerías, Calle San Francisco, la granaina, Antonio y Luzía y finalizar, nuevamente, por bulerías con Calle Ilustración.  

Enrique el Extremeño et Pedro Sierra

Juan Antonio Santiago Salazar, conocido en el mundo del arte flamenco con el nombre artístico de Enrique el Extremeño, sucedió al guitarrista algecireño, sobre las tablas del mismo escenario, para ofrecer un recital de cante, acompañado a la guitarra por Pedro Sierra. El Extremeño siempre ha cantado en primera línea lo que lo convierte en uno de los cantaores más queridos y respetados del actual circuito flamenco. No en vano ha sido cantaor habitual de figuras del baile de la talla de Matilde Coral, Farruco, Enrique el Cojo, Mario Maya, el Güito, Manuela Carrasco o Eva la Yerbabuena. Para su concierto hizo un recorrido tan rico y variado como el conocimiento que él atesora de cante. Que, como no podía ser de otra manera, arrancó por tonás y corrido. A continuación se adentró en los cantes de Cádiz, de los que es un auténtico experto, para hacer un recorrido por cantiñas, romeras y alegrías. Antes de meterse por tierras de levante, cuenta una anécdota vivida en primera persona, con el maestro Sabicas en Nueva York. Y remata su actuación por soleá por bulerías y bulerías, con el acompañamiento siempre complice de un Pedro Sierra que lo conoce, artística y personalmente, como muy pocos guitarristas. 

Gema Moneo

La jornada la cerró, la bailaora jerezana, Gema Moneo a las 23:30 horas, en el Tablao On Fire. Un secreto que quizás no todo el mundo conoce es que Gema Moneo, además de bailar, canta y toca la guitarra bastante mejor que bien. Quizás por ello la madrugada del sábado al domingo interpretó una zambra para dar a conocer, fuera de su entorno más íntimo, esa extraordinaria faceta y talento que tiene para decir el cante. La constancia y confianza que tiene en sí misma la han llevado a hacerse un hueco dentro del actual panorama flamenco, donde es respetada y valorada a partes iguales por crítica y público. Pero ante todo y sobre todo es incondicionalmente admirada por sus propios compañeros que, la consideran una artista de artistas. Y de ello dió buena cuenta desde su salida por seguiriyas y hasta el cierre final por bulerías, entre oles y jaleos.   

Toda la información y entradas están disponibles en www.flamencoonfire.org

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