EscucharEl Pleno del Parlamento ha aprobado hoy, con los votos a favor de PSN, EH Bildu Geroa Bai y Contigo-Zurekin y los votos en contra de UPN, PPN y Vox, una resolución por la que la Cámara “condena cualquier declaración política realizada por representantes públicos que fomente e incite al odio hacia cualquier persona o grupo social por motivos de nacimiento, origen racial o étnico, sexo, religión, convicción u opinión, edad, discapacidad, orientación o identidad sexual, o cualquier otra condición o circunstancia personal, política o social”.
La resolución aprobada incluye un segundo punto en el que, a su vez, el Legislativo Foral “recuerda que los representantes públicos tienen una función y responsabilidad esencial en el fomento de la convivencia, el respeto y en la lucha contra la incitación al odio y la intolerancia, debiéndose abstener de realizar cualquier declaración pública que induzca a tal objetivo”.
Del mismo modo, ya en un tercer apartado, el Parlamento de Navarra reafirma su “compromiso con la promoción de la convivencia pacífica y el respeto a la diversidad y la defensa de los derechos humanos, particularmente de la libertad ideológica, religiosa y de culto, protegida por el artículo 16 de la Constitución española”.
UPN ha defendido una enmienda de adición, no aceptada por el PSN, titular de la iniciativa, concebida para “condenar expresamente los atentados terroristas y las agresiones derivadas de actos o discursos de odio de representantes políticos”, así como para “rechazar la firma de acuerdos con quienes no condenen tales comportamientos”. Además, se explicitaba un “compromiso con la democracia pluralista, frente a las tentaciones autoritarias de los populismos de derecha e izquierda”.
En la exposición de motivos, la resolución impulsada por el PSN sitúa el origen del “tsunami de odio que atraviesa Europa” en el “auge de formaciones populistas de extrema derecha que, valiéndose de la propagación de mensajes claramente alarmistas, denigrantes y excluyentes”, han terminado por “generar un problema social que divide a la sociedad y pone en riesgo la democracia”.
A ese respecto y a sabiendas de que el discurso del odio no es sino la “antesala del delito de odio”, se advierte sobre la “normalización” de ese tipo de estrategias retóricas en el campo de la política, desde donde, a diferencia de lo que ocurre en la sociedad, “mayoritariamente consciente de la gravedad” de esa clase de alegatos, se alimenta una espiral de mensajes que “soliviantan la convivencia e inducen a la imitación”, a la multiplicación de la ofensa como base argumental.