Un total de 25 jóvenes participan este año en el programa ‘La frontera fortificada’, organizado por el Instituto Navarro de la Juventud y el Instituto Navarro de la Memoria
La vicepresidenta segunda y consejera del Departamento de Memoria y Convivencia, Acción Exterior y Euskera, Ana Ollo, y la vicepresidenta tercera y consejera del Departamento de Vivienda, Juventud y Políticas Migratorias, Begoña Alfaro, han visitado esta mañana los trabajos de localización y recuperación de los búnkeres del franquismo que un total de 25 jóvenes están llevando a cabo a través del programa ‘La frontera fortificada’, organizado por el Instituto Navarro de la Juventud y el Instituto Navarro de la Memoria, de la Dirección General de Memoria y Convivencia.
El proyecto, que se desarrolla este año en Isaba/Izaba y se enmarca también en el programa ‘Escuelas con memoria’, tiene la finalidad de recuperar los búnkeres construidos y utilizados durante el franquismo en el Pirineo navarro a través de campos de voluntariado juvenil, que sirven a su vez como espacios de encuentro e intercambio de valores de paz, igualdad, solidaridad, ecología y respeto. A la visita también han acudido José Miguel Gastón (Instituto Navarro de la Memoria) y Carlos Amatriain (Instituto Navarro de la Juventud), además del alcalde de Isaba, Carlos Anaut.
La consejera Ana Ollo ha resaltado la importancia de la transmisión de la memoria a las generaciones más jóvenes a través de su participación activa en trabajos de recuperación de espacios como los de la frontera fortificada: “Los jóvenes deben conocer el terror y la barbarie que ocurrió en el pasado en Navarra con el fin de poder construir una sociedad que se asiente sobre valores de paz, convivencia y respeto a los derechos humanos. La memoria es una herramienta de futuro indispensable para construir una sociedad más justa, más ética, más solidaria y más democrática”.
Por otra parte, la consejera Ollo ha resaltado la importancia de recuperar esta obra inmensa “que sin embargo era casi desconocida incluso en esta zona, por lo que la recuperación y limpieza de algunas de estas estructuras por parte de los jóvenes nos hará avanzar en una transmisión generacional de la memoria que permite a los visitantes y habitantes de la zona acercarse a este pasado reciente, pero en muchos casos oculto”. Además, ha afirmado que “los jóvenes se erigen así en protagonistas en el avance de la memoria de la violencia injusta del régimen franquista, en un contexto como el actual de auge de fascismos y posfascismos que pretenden legitimar en nuestros días aquellas políticas del terror. La convivencia en nuestra sociedad no puede basarse en el olvido ni la negación, sino en la memoria crítica”.
Por su parte, la consejera Alfaro ha puesto el foco en la “importancia de continuar desarrollando estos programas de voluntariado para las y los jóvenes de nuestra comunidad, que les permiten conocer a otros jóvenes de otras comunidades y que, además, les sirven para adquirir valores tan fundamentales como la convivencia entre iguales, el intercambio de experiencias, el trabajo en equipo o el desarrollo físico y emocional”. Igualmente, ha añadido que “gracias a estas experiencias, las y los jóvenes no solo adquieren estos valores fundamentales para su desarrollo personal a través de las diferentes actividades que se realizan durante 14 días, sino que además pueden conocer de primera mano el terror que se vivió en Navarra con la dictadura franquista y, a partir de esto, trabajar por construir una sociedad justa y solidaria”.
Una línea fortificada de más de 10.000 construcciones de Bera a Catalunya
El campo de voluntariado que se está desarrollado en Isaba está dirigido a jóvenes que provienen tanto de Navarra como del resto de comunidades autónomas, que desde el pasado 16 de agosto días trabajan por recuperar una serie de búnkeres pertenecientes a un centro de resistencia del franquismo desarrollado en el Pirineo navarro, concretamente, en el entorno del puerto de Belagua en el Valle de Roncal.
Así, las y los participantes llevan días inmersos en la limpieza, la recuperación y la documentación de algunas de estas fortalezas, que controlaban tanto el propio Valle de Belagua como las comunicaciones con las áreas circundantes y, especialmente, los pasos fronterizos con Francia. Un trabajo que se complementa con explicaciones sobre la construcción de todas estas fortificaciones, documentación de la época, nociones básicas del registro arqueológico y diferentes visitas y actividades de ocio, entre las que cabe destacar la visita, de la mano de la asociación Memoriaren Bideak, al barracón de Igal, “Lugar de Memoria Histórica de Navarra” desde 2019.
Cabe señalar que los pastos, bosques y montañas de Roncal ocultan un pasado de búnkeres y barracones de hormigón que, construidos desde finales de los años treinta y a lo largo de las siguientes décadas, representan el intento de la dictadura franquista por cerrar y fortificar la frontera francoespañola mediante la construcción de miles de búnkeres y estructuras militares (más de 10.000), así como carreteras a lo largo de todo el Pirineo.
Mediante el proyecto ‘La frontera fortificada’, desde 2017 se ha llevado a cabo la adecuación de diferentes búnkeres y barracones en Auritz/Burguete, Igal, Erratzu, Bera, Lesaka, Otsondo o Eugui. Los resultados de este trabajo forman parte del proyecto ‘Fronteras de hormigón’.