X, la antigua Twitter y ahora la red social propiedad de Elon Musk, ha suspendido la cuenta publicitaria de la Comisión Europea, impidiéndole contratar nuevos anuncios institucionales en la plataforma, según confirmaron fuentes del sector digital. La medida se ha ejecutado tan solo dos días después de que Bruselas anunciara una multa de 120 millones de euros contra la empresa por vulnerar varias obligaciones clave de transparencia de la Ley de Servicios Digitales (DSA, por sus siglas en inglés).
La sanción de 120 millones representa la primera decisión formal de no cumplimiento dictada por la Comisión Europea al amparo de la DSA contra una gran plataforma, tras casi dos años de investigación específica sobre X. El expediente concluye que la compañía incurrió en tres infracciones principales: el diseño engañoso de su sistema de verificación de cuentas (el conocido ‘blue check’), la falta de un repositorio de publicidad suficientemente transparente y las restricciones al acceso de los investigadores a datos públicos de la red.
En el desglose de la sanción, Bruselas atribuye 45 millones de euros a la infracción vinculada al ‘blue check’, al considerar que la venta de la insignia sin una verificación significativa de identidad puede confundir a los usuarios sobre la autenticidad de cuentas y contenidos. Otros 35 millones se asocian a la opacidad del repositorio publicitario, que no permite identificar con claridad a anunciantes ni criterios de segmentación, mientras que 40 millones se imponen por impedir a investigadores el acceso a datos necesarios para analizar riesgos sistémicos, como la desinformación o la manipulación de procesos electorales.
La decisión de X de cortar la cuenta de anuncios de la Comisión afecta a una herramienta que el Ejecutivo comunitario utilizaba para campañas de interés público sobre clima, derechos digitales o lucha contra la desinformación, entre otros ámbitos. La empresa argumenta que el organismo europeo habría vulnerado las normas internas de la plataforma al reactivar un antiguo perfil publicitario y usar funciones del gestor de anuncios (Ad Composer) de forma que, según X, generaban formatos que podían inducir a engaño sobre el tipo real de contenido.
El movimiento de Musk supone un giro inusual en la relación entre grandes plataformas y reguladores, al adoptar una medida punitiva contra la institución que acaba de sancionarla. La compañía sostiene que está aplicando sus reglas de forma “igualitaria” con independencia del estatus del anunciante, mientras críticos y expertos interpretan la suspensión como una respuesta de represalia que refuerza los argumentos de la Comisión sobre el uso de diseños y herramientas potencialmente engañosas.
El expediente sancionador de la DSA sobre X no se limita a la cuestión del ‘blue check’ y la publicidad, ya que la Comisión mantiene abiertas otras investigaciones sobre gestión de contenidos ilegales y sistemas algorítmicos de recomendación, especialmente en contextos sensibles como la radicalización o las campañas electorales. En paralelo, la multa a X ha provocado una ola de reacciones políticas, con dirigentes estadounidenses calificando la decisión de Bruselas de exceso regulatorio contra empresas tecnológicas del país, mientras Musk ha endurecido su discurso contra la Unión Europea en sus mensajes públicos.
Tras la notificación de la decisión, X dispone de un plazo de 60 días hábiles para comunicar a la Comisión Europea las medidas concretas con las que pretende corregir los incumplimientos detectados en su servicio dentro del mercado comunitario. Si Bruselas considera insuficientes los cambios, podría abrir la puerta a nuevas medidas coercitivas, incluidas sanciones adicionales, mientras el pulso entre Musk y las autoridades europeas se traslada ahora también al terreno simbólico de la presencia institucional en la propia plataforma.






