Los imputados, 24 rumanos y un español, preferentemente se llevaban cobre, pero también herramientas, televisiones o calefactores
La titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Aoiz ha concluido la investigación abierta contra un supuesto grupo criminal formado por 25 personas, 24 de ellas de nacionalidad rumana y un español, dedicado, al menos desde 2015, al robo de naves industriales con la finalidad de obtener preferentemente cobre, pero también otros objetos.
En el auto, que puede ser recurrido, la magistrada estima que existen indicios contra los investigados por los delitos de robo con fuerza continuado y grupo criminal organizado. La juez emplaza al Ministerio Fiscal y a las acusaciones personadas a que en un plazo de diez días presenten escrito de acusación.
Según expone la juez en la resolución, los indicios de delito se basan, fundamentalmente, en las detenciones in fraganti practicadas, en los perfiles de ADN obtenidos en los lugares de los robos y en los vehículos en que se hallaron mercancías sustraídas, así como en la localización de los números de teléfono de los que los imputados son titulares o usuarios en las zonas de los robos y en sus tramos horarios.
Los 25 investigados, relata la magistrada, al menos desde el año 2015 venían cometiendo con mayor o menor intensidad, pero de forma estable y coordinada, robos con fuerza en naves empresariales de la Comunidad Foral de Navarra y zonas limítrofes con la finalidad de obtener cobre preferentemente, pero también otros objetos como herramientas, televisores, calefactores, etc., “al objeto de enriquecerse posteriormente con su venta, haciendo de ello, junto con las ayudas económicas y sociales percibidas en Navarra, su medio de vida en este país que en algunos casos supera los diez años, sin que durante ese tiempo hayan desempeñado trabajo alguno”.
La forma general de actuar en los robos perpetrados, según resulta de la multitud de seguimientos policiales efectuados, consistiría en que, en fechas anteriores al robo, los autores efectuarían una previa selección del objetivo entre empresas alejadas de núcleos poblaciones, para posteriormente acceder a las mismas coincidiendo normalmente con fines de semana o días festivos y durante la madrugada al objeto de facilitar su impunidad.
En el acceso a las naves, según recoge el auto, se actuaba “con absoluto desprecio a la propiedad ajena sin importar los cuantiosos daños causados a las empresas afectadas, valiéndose generalmente del método del butrón, rotura de vallas perimetrales, forzamientos de puertas y ventanas e inutilización de los sistemas de alarma”.
El contacto telefónico entre ellos, concluye la juez, habría jugado un papel fundamental, puesto que, mientras unos accedían a las naves, otros se encontraban fuera ejerciendo funciones de vigilancia, y, posteriormente, actuaban con vehículos lanzadera.