Las comunidades educativas de los colegios públicos Alaitz, en Barañáin, y Ezkaba, en Ansoáin, continúan movilizándose contra la decisión del Departamento de Educación del Gobierno de Navarra de implantar aulas de 2 años en sus centros. Ambas han reiterado su oposición a este proyecto y siguen organizándose para intentar frenarlo.
Educadoras de las escuelas infantiles municipales en euskera, integrantes del movimiento del ciclo 0-3, familias de ambos colegios y de las escuelas infantiles han expresado su «rechazo más absoluto» a la medida, subrayando que los espacios escolares no están adaptados a las necesidades de esta etapa educativa.
Protestas y movilizaciones
Las comunidades educativas de los dos centros han intensificado sus acciones en las últimas semanas. En el caso del C.P. Ezkaba, cada lunes a las 8:45 se celebran concentraciones frente a la escuela, mientras que en el C.P. Alaitz las protestas tienen lugar los martes y jueves a la misma hora, en el área que conecta el colegio con la escuela infantil municipal de euskera. Además, ambas comunidades celebran asambleas semanales los lunes por la tarde para coordinar sus próximas acciones.
«Un entorno no adaptado a las necesidades del alumnado»
Desde ambas comunidades advierten de las dificultades que implicaría la implantación de un aula de 2 años en centros diseñados para otras etapas educativas. «Las escuelas infantiles están pensadas para responder a las necesidades del ciclo 0-3, una etapa especialmente sensible en el desarrollo de los niños y niñas», han señalado.
En este sentido, consideran que la apertura de estas aulas se realizaría «con calzador» en espacios que no cumplen con las condiciones necesarias, lo que generaría barreras en la presencia, participación y aprendizaje de los menores.
Consecuencias para alumnado y profesorado
Desde la plataforma de protesta han advertido de los efectos negativos que tendría la implantación de un aula de 2 años:
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Para el alumnado de 2 años: Permanecería toda la jornada escolar dentro del aula, sin acceso a espacios adecuados como aulas de psicomotricidad, talleres o comedor. Además, su descanso se vería interrumpido por el timbre del colegio a las 14:00 y por el ruido del alumnado de 3 a 12 años al finalizar la jornada.
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Para el alumnado de 3 a 12 años: La apertura del aula supondría la pérdida de espacios actualmente destinados a la asignatura de inglés, la modificación de recorridos dentro del centro para evitar interferencias con los más pequeños y restricciones en el uso del patio escolar.
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Para el claustro docente: La medida incrementaría la carga laboral del profesorado, que tendría que asumir sustituciones y guardias sin la formación específica para atender a niños y niñas de 2 años.
Por todo ello, la comunidad educativa del C.P. Alaitz ha reiterado su rechazo a la implantación de estas aulas y ha defendido «una educación pública inclusiva, respetuosa y de calidad».