Narra la historia de Denís, un hombre humilde con un destino extraordinario que tendrá la voluntad de elegir su propio camino
Luego del éxito de Roxana la vieja (Editorial Rubric), la escritora asturiana Paloma Montequín, regresa con Los ángeles de las profundidades (Editorial Adarve), una obra enigmática, repleta de una belleza narrativa que ya es su sello de identidad.
«La novela forma parte de una serie llamada Historias del océano. Comencé a escribir microrrelatos a partir de episodios de sueños nocturnos y, más tarde, fueron surgiendo tramas más complejas. Me vi obligada a crear un universo propio, el océano, por la dificultad para encajar algunos de esos episodios en escenarios de la vida real».
En una pequeña aldea de pescadores nace Denís. Su infancia y adolescencia, marcadas por las pérdidas, el duro trabajo y la insensibilidad de sus hermanos mayores, lo llevan a preguntarse por qué ha nacido. A lo largo de dieciséis capítulos, Los ángeles de las profundidades dará voz a Denís, quien se encargará, a modo de sutil monólogo interior, de relatar al lector sus vicisitudes, anhelos y temores.
En este sentido, el lector —que no es un mero espectador, sino un cómplice de la vida de Denís—, será un compañero de viaje por puertos, ciudades, pueblos, aldeas y lugares desconocidos que, en realidad, tiene un único destino y es darle sentido a su existencia.
Denís va escribiendo su historia como quien dibuja un mapa a sus pies para dejar gravado el camino a la autorrealización, y en esas rutas se dirige, únicamente, hacia las profundidades de uno mismo.
«A través de la trama de esta obra he tratado de plantear la necesidad de establecer un equilibrio entre el destino y la voluntad humana, entendiendo el primero como el conjunto de oportunidades que la vida ofrece y que, con frecuencia, no llegamos siquiera a percibir por un exceso de voluntad».
Con una belleza literaria que aúna la narrativa con la poesía, Paloma Montequín construye un edificio ficción elaborado y complejo, no desde el punto de vista de la voz narrativa —simple, limpia, accesible—, sino por la forma en que logra estructurar cada ‘piso’ de la historia, para dar con personajes entrañables, paisajes oníricos y un mensaje propio en base a su experiencia vital, pero a la vez universal en su dimensión emocional.
«Todas las obras que escribo contienen algún que otro episodio basado en un sueño. Tal vez por ello, y puesto que la simbología juega un papel tan importante en los sueños, nunca he escrito una obra que no contenga elementos sobrenaturales, que me sirven para simbolizar aspiraciones, percepciones o experiencias. Lo sobrenatural no me estorba porque es un recurso que se adapta bien al tipo de literatura que practico, centrada en la expresión de inquietudes de tipo espiritual y moral».
Los ángeles de las profundidades, una novela recomendada para los amantes del arte y la buena literatura, ya en toda las librerías.
Fuente Comunicae